Versicherungsrecht – Derecho de seguros

El elemento central del derecho de seguros es el contrato entre el asegurador y el asegurado, el contrato de seguro. Los derechos y deberes básicos de ambas partes están regulados en la Ley alemana del Contrato de Seguro (VVG).

Todos los contratos de seguros, ya sean de vida, responsabilidad civil, etc., tienen en común que debe haberse producido una determinada situación que obligue al asegurador a pagar la prestación del seguro al asegurado. Esta situación se denomina contingencia asegurada.

Todos los demás detalles dependen del respectivo tipo de seguro y de las particularidades de cada caso. Por ejemplo, para un asegurado puede ser importante que el contrato de seguro solo sea válido durante un año, mientras que para otro puede ser importante que el contrato se renueve cada año. Las primas mensuales o anuales también desempeñan un papel importante, ya que es muy posible suscribir una póliza de seguro en la que nunca se produzca la contingencia asegurada. No obstante, el contrato de seguro proporciona un cierto grado de seguridad, que a veces es incluso exigido por la ley, por ejemplo en el caso del seguro de responsabilidad civil para vehículos.

Para la celebración del contrato se aplica la parte general del Código Civil alemán. Los acuerdos individuales, las respectivas Condiciones Generales de Seguro y la VVG son esenciales para las prestaciones debidas contractualmente. Normalmente se acuerda que debe respetarse un determinado plazo de rescisión y que el contrato se renueva automáticamente sin rescisión.

Dado que el derecho de seguros es un negocio de masas, es sumamente importante comprobar las condiciones generales del seguro. También aquí, como suele ocurrir, la trampa está en los detalles y puede marcar la diferencia en caso de duda. Si, por ejemplo, una determinada cláusula sobre el derecho del asegurador a denegar el cumplimiento no resiste el escrutinio, esto por sí solo puede llevar al éxito de la ejecución de las reclamaciones del asegurado.

Los tipos especiales de seguro incluyen, por ejemplo, el seguro a todo riesgo, el seguro de responsabilidad civil, el seguro del contenido del hogar, el seguro de defensa jurídica, el seguro de viaje, el seguro de enfermedad (privado) y muchos más.

A menudo, el asegurado también puede contratar un seguro para familiares cercanos, por ejemplo, que quedan incluidos en el seguro y, por tanto, pueden beneficiarse de la cobertura del seguro. Se trata de personas coaseguradas.

En caso de siniestro, las cosas se complican. En primer lugar, las compañías de seguros definen los casos en los que tienen que pagar. Es lo que se denomina «contingencia asegurada» y a menudo no está tan clara como podría pensarse a primera vista. Esto se debe a que las compañías de seguros definen un ámbito de aplicación concreto en sus condiciones generales de seguro, que debe cumplirse con exactitud. Si no se cumple hasta el más mínimo detalle, la aseguradora suele negarse a pagar las prestaciones, dejando que el asegurado pague la factura.

Esto suele dar lugar a litigios por grandes cantidades. Si, por ejemplo, se piensa en una hospitalización intensiva por un periodo prolongado tras un accidente, el paciente se enfrenta a enormes costes que tendría que cubrir la aseguradora según el contrato de seguro.

También en otros ámbitos surgen a menudo cargas financieras y/o reclamaciones que hay que llevar a los tribunales para conseguir que la compañía de seguros pague. Aquí es donde merece la pena contratar un seguro de defensa jurídica, ya que un litigio judicial sobre una prestación del seguro suele conllevar unos costes elevados.

Una forma de agilizarlo suele ser que un abogado cualificado compruebe las condiciones acordadas, ya que a menudo las aseguradoras las utilizan de forma incorrecta o, en algunos casos, perjudican injustamente al asegurado, de modo que, en el mejor de los casos, no se aplican y las reclamaciones hechas valer por el asegurado realmente existen.